“EL MONSTRUO DE
ARMENDARIZ”
INTRODUCCIÓN
Hace cincuenta
años, el 12 de diciembre de 1957, fue fusilado en Lima Jorge Villanueva Torres,
ladrón de poca monta acusado de violar y asesinar brutalmente a un niño de 3
años de edad. La prensa limeña lo bautizó como "el monstruo de
Armendáriz". Con ese infame nombre ha pasado a la historia como violador
de niños. La triste verdad es que una ojeada al proceso judicial nos muestra un
caso endeble, y la historia en su conjunto se convierte en una patética alerta
contra la pena de muerte. No existieron pruebas válidas, solo simples indicios
y testimonios sin peso. Tanto es así, que la autopsia del niño nunca mostró
indicios de violencia sexual y una moderna teoría introduce la posibilidad de
un accidente automovilístico. El proceso estuvo cargado de racismo, deseo de
venganza colectiva y el objetivo exacerbado de limpieza social en una Lima
conservadora, moralista y despiadada.
La infografista
Carmen Gallegos acogió la tarea de realizar una info-crónica de estos sucesos.
Entrevistó a testigos de la época, entre ellos un médico legista y a un
periodista, y consultó el Archivo Histórico de El Comercio. En este último
halló material muy interesante, que nos maravilla e inquieta al mismo tiempo:
nuestro diario participó, al igual que el resto de la prensa limeña, en una
campaña mediática repleta de especulaciones, que hacía eco del clamor popular y
que había sellado el destino de Jorge Villanueva mucho antes de que se dictara
su sentencia. Y para ello utilizó recursos gráficos audaces, como la
reconstrucción ilustrada del lugar del crimen, retratos hablados,
foto-composiciones señalando la celda del inculpado y su posible lugar de
ejecución y, finalmente, cuando la suerte estaba echada, el testimonio
ilustrado de Nayo Borja, un dibujante del diario que, según palabras aparecidas
en la portada, "...presenció la ejecución de Jorge Villanueva Torres para
cumplir con su misión informativa (y) ha desarrollado esta composición gráfica
estrictamente ajustada a lo que vió".
El gráfico y la
crónica fueron publicados el domingo 9. La dedicación con que se realizó el
trabajo responde a un intento de mea culpa, que reconoce la responsabilidad de
la prensa en la fabulación de un monstruo inexistente que, como reza el
titular, fue "El Monstruo que Lima creó".
I. PRESENTACIÓN DEL
CASO
Transcurría el año
1954, en la ciudad capital de Perú, Lima; un turronero que trabajaba en la
calle Atahualpa, hoy Alberto Lafón, al cual le agradaban los pequeñuelos que
jugaban con él, un día le compró un dulce a un niño que siempre pasaba por la
zona y cual le tenía mucha confianza, a los siguientes dias el 09 de setiembre
se anuncia en los medios de comunicación de todo Lima la horrenda noticia:
- "El cadáver
de Julio Hidalgo Zavala, un niño de tres años y medio, fue hallado en una
covacha en la Quebrada de Armendáriz, el cuerpo fue encontrado en posición
decúbito ventral, parece ser que un "anormal" haya violado al
menor".
La gente que
conocía la dudosa amabilidad del hombre turronero con aquellos niños de la
zona, les dieron muchas sospechas y junto con la prensa empezaron a declarar en
contra de aquel hombre y se inició su feroz cacería, es que aquel hombre
coincidía con aquellas descripciones de los policias:
- "Estatura
baja, moreno, azambado y de ojos razgados".
Aquel hombre vivía
con el miedo en la sangre por aquellas acusaciones de toda la gente, se la
pasaba errante ya que su persecución era diaria, hasta que fue hallado, una
semana después los medios de comunicación exponían como el asesino a Jorge
Villanueva Torres; después de una cruel tortura la prensa dio a conocer
alegremente que aquel hombre lo habían hecho confesar y que era dicho asesino.
Pasaron tres años
de penurias para el dichoso "Monstruo de Armendáriz" así fue llamado
por la multitud limeña, su abogado tomó la defensa y logró que en un mes y
medio se retirara el cargo de violación, pero nadie le quitó a aquel hombre el
sufrimiento que sentía por las falsas acusaciones que se le tildaban, los
magistrados lo condenaron a muerte por homicidio, el miedo y el dolor inundaban
mas su mente.
El 12 de diciembre
de 1957 al promediar las 5:30 de una friolenta y nublada mañana, fue llevado
con mucha violencia a la Penitenciaría de Lima, situado en lo que hoy se conoce
como el Sheraton y el Centro Cívico, había sido insultado, golpeado, tratado
como la peor bestia del mundo, caminaba esposado, con un overol jean azul muy
gastado y descalzo, caminó hasta el patio donde sería ejecutado, Víctor
Maurtua, quién era médico legista presenció la ejecución colocándole un pedazo
de cartón envuelto con un trapo negro en el pecho para fijar la puntería,
después de 10 minutos, dos balas impactaron el cuerpo de aquel hombre dejándolo
muerto en el pavimento con los ojos medio abiertos.
El protocolo de
autopsia estableció que no había signos de violación; ahora solo queda despejar
la duda si es que se trató de un crimen.
II. CRONOLOGIA DEL
CASO
a) En la mañana del 8 de setiembre, dos jóvenes estudiantes que recorrían la
quebrada de Armendáriz quedaron pasmados ante un sobrecogedor hallazgo. El
cuerpo sin vida de un niño de tres años, con huellas de haber sido golpeado en
la cabeza, se encontraba en una covacha de Barranco. El horror se divulgó
rápidamente por las calles. El lugar se colmó de policías, periodistas y curiosos.
Un hombre de mediana estatura, delgado y de bigotes ralos se acercaba. Era el
albañil Abraham Hidalgo. Desde la noche anterior estaba buscando a su pequeño
hijo Julio Hidalgo Zavaleta.
b) Se abrió paso entre el tumulto. Ya cerca, solo su grito de dolor despertó
la avidez de los reporteros y de los detectives. Era su hijo.
c) Al día siguiente, los canillitas voceaban titulares de los diarios que
divulgaban el crimen de la quebrada. En las radios el crimen era motivo de
comentarios que se repetían en buses, esquinas y bodegas.
d) Todos exigían a la Policía la captura del homicida. Los padres de familia
temían por la suerte de sus hijos. Decenas de guardias civiles y republicanos
se desplazaban por las calles barranquinas indagando y buscando una pista para
dar con el criminal. Hubo redadas en bares, billares y en cantinas del hampa
limeña. La población comenzó a presionar: quería un culpable. "Era un
sujeto negro y alto... me compró 20 centavos de turrón para el niño. yo lo
puedo reconocer". El turronero Ulderico Salazar.
e) Días después, un vendedor de turrones de nombre Ulderico Salazar Bermúdez
se convirtió en el principal testigo. Aseguró a los agentes que había visto a
un individuo de raza negra que se llevaba al niño por la quebrada de Armendáriz.
f) Salazar declararía después a la prensa: "Logré identificarlo porque
tenía un dedo torcido, como el hombre que me compró el dulce para Julito".
Desde ese momento, Jorge Villanueva Torres, conocido como el 'Negro Torpedo'
fue bautizado por la prensa nacional como el 'Monstruo de Armendáriz'. "Yo
he cometido muchos delitos... he sido un hombre malo... pero este, este crimen
no me pertenece". Jorge Villanueva Torres.
g) La tarde del 14 de setiembre, un puñado de detectives informó a sus
superiores que Jorge Villanueva había admitido ser el autor del crimen. Fue
confinado en la Penitenciaría Central, una cárcel situada en aquel entonces en
el Paseo de la República. Los diarios y las radios seguían azuzando el fuego
del odio colectivo contra Villanueva. Debía morir. "La ley es dura, pero
es la ley". Leonidas Velarde Álvarez, fiscal de la Corte Suprema.
h) Pero el testimonio del turronero fue demoledor. Juró que Villanueva era el
hombre que llevaba al niño a la quebrada. Villanueva se defendió como pudo.
Afirmó que los policías lo habían obligado a autoculparse. Nadie creyó en su
palabra, pues durante la audiencia mostró ser un tipo rebelde, díscolo,
conflictivo y contestón.
i) El 7 de octubre de 1956 fue llevado por última vez al Palacio de Justicia.
Después de dos años de juicio en el Tercer Tribunal Correccional decidió emitir
su fallo: la pena de muerte.
III. ANÁLISIS DEL CASO
El proceso se inició en el Tercer Tribunal Correccional de Lima, integrado
por los doctores Octavio Santa Gadea, presidente, Octavio Torres y José Merino
Reina.
Pasaron tres años de su juicio, cuando a pedido de Jorge Villanueva, el
abogado Carlos Enrique Melgar tomó la defensa, este era un joven abogado
samarquino, que trato de demostrar que su cliente era inocente, habiendo
logrado que, en solo un mes y medio, se retire el cargo de violación. Los
fundamentos de la defensa fueron que la confesión ante las autoridades
policiales se dio porque hubo presión de tipo moral, y que el hecho de hallar
al menor a medio vestir se ha aseverado el tipo de delito, pudiendo haber sido
víctima de un indolente chofer, quien luego de arrollarlo pudo haberlo llevado
hasta el lugar donde lo hallaron, produciéndose la asfixia por la acción
inconsciente del propio menor.
El testimonio del turronero fue demoledor, este juro que Villanueva fue el
hombre que llevaba al niño a la quebrada, Villanueva se defendió como pudo,
afirmo que los policías lo habían obligado a auto culparse, nadie creyó en su
palabra, pues durante la audiencia demostró ser un tipo rebelde, díscolo,
conflictivo y contestón57.
En el banquillo del acusado, el “Monstruo de Armendáriz” lloro amargamente,
sus expresiones fueron de desesperación cada vez que los magistrados levantaban
la mano señalándolo como criminal, este manifestaba: “yo no podría matar a un
chiquito”.
En los rostros de los jueces y Fiscales no se reflejó el menor gesto de
piedad por el “Monstruo de la quebrada”; periodistas, fotógrafos y curiosos que
siguieron paso a paso las incidencias de los últimos debates, centralizaban sus
miradas sobre las caras de los magistrados cada vez que lloraba el acusado.
Hubo silencios prolongados que esperaban una reacción que tardó en llegar.58
El 08 de octubre de 1956 se llegó a sentencia, los magistrados, sometidos a
la presión popular, lo condenaron por homicidio a la pena de muerte, de acuerdo
con el Decreto
Ley N° 10976, de fecha 25 de marzo de 1949, emitida por la Junta Militar de
Gobierno encabezada por el general Manuel Odría, que modificaba el Código Penal
de 1924.Se fijó nuevas causales para aplicar pena de muerte, extendiéndose la
sanción al que matara a su ascendiente, descendiente o cónyuge, así como al que
asesinara por ferocidad, gran perfidia, lucro o para facilitar u ocultar otro
delito.
Fue bajo este régimen que se ejecutaron los tres únicos casos de
fusilamiento de individuos violadores de niños59, y en aplicación del artículo
152º del Código
Procedimientos Penales, puesto que según el protocolo de autopsia de la
víctima nunca hubo violación.
Al leerse la sentencia, Villanueva estallo en ira, trato de agredir a los
magistrados, fue maniatado, luego con voz quebrada, el sentenciado insistió en
su inocencia, este manifestó: “Yo he cometido muchos delitos…he sido un hombre
malo…pero este crimen no me pertenece”.60
La sentencia de primera instancia fue confirmada el 09 de diciembre de
1957, manteniéndose la pena capital para Villanueva por los delitos de rapto y
homicidio en agravio del menor Julio Hidalgo Zavala, delito contra las buenas
costumbres en agravio de Alonso Navega y delito contra la libertad individual
en agravio de Donato Marcelo Rojas y Julio Araveña.
El fallo decía a la letra: “Con inequívoca certeza de que es agente
responsable de excepcional peligrosidad y conducta inmodificable se reclama la
más severa sanción”.
El abogado defensor, Dr. Carlos Enrique Melgar, pese a sus planteamientos
doctrinarios y legalistas perdió la causa. En vano recurrió al Congreso en la
demanda
del derecho de gracia que contemplaba el artículo 123 de la Constitución
del Estado.
El Parlamento no se pronunció debido que al computarse el quórum de la
sesión del Congreso que había sido convocada para revisar el pedido de gracia
formulado por la defensa de Villanueva Torres solo respondieron diecinueve
senadores, por lo que se levantó la sesión
"Con indicios no se condena a muerte. No hay convicción, miente el
turronero. En caso de duda hay que estar a lo favorable al reo, ¡Indubio pro
reo!", (Carlos Enrique Melgar/ Abogado defensor)
IV. CONCLUSIONES
Los medios que se habían encargado de estar al tanto de cualquier novedad
en este caso que había conmocionado a la opinión pública se interesaron por
relatar los últimos momentos de vida de Villanueva Torres.
Las últimas catorce horas de vida del “monstruo de Armendáriz” son una
serie de protestas de inocencia y de acusación a la justicia, el Juez Carlos
Carranza Luna fue el encargado de notificar a Jorge Villanueva Torres de que la
Corte Suprema había dado el fallo definitivo, confirmando la pena de muerte, señalando:
“vengo a anunciarle que la condena de muerte ha sido confirmada y que será
fusilado”. El juez pronuncio esas frases que temblaban y su rostro estaba
pálido completamente. La actitud de Villanueva fue serena, había una
tranquilidad rara en él
Al promediar las 5:30 a.m. del 12 de diciembre de 1957, de una friolenta y
nublada mañana, fue llevado con mucha violencia a la Penitenciaría de Lima,
situado en lo que hoy se conoce como el Sheraton y el Centro Cívico, había sido
insultado, golpeado, caminaba esposado, con un overol jean azul muy gastado y
descalzo, caminó hasta el patio donde sería ejecutado, Víctor Maurtúa, quién
era médico legista presenció la ejecución, fue amarrado a un poste
de madera con una soga.
A las 5.38 a.m. se hizo presente en el patio el pelotón de fusilamiento
compuesto por ocho soldados de regimiento de la guardia republicana, al mando
del alférez Orlando Carrasco, y cuando el pelotón de fusilamiento iba a hacer
fuego, grito: “soy inocente, yo perdono a Uds.… pero a el- dirigiéndose al
Juez- asesa…. Y una descarga cerrada corto las frases, 68sonaron ocho disparos,
impactaron tres disparos en su cuerpo,
Carrasco se acercó y de acuerdo a ley le proporciono el tiro de gracia,
acabando todo a las 05.40 a.m., hora en que los médicos constataron su muerte y
el cadáver se bajó del poste, colocándolo en un ataúd de madera negra, luego de
lo cual levantaron el acta de fusilamiento de acuerdo al procedimiento
ordinario.
V.
VI. BIBLIOGRAFIA
ENLACES DE INTERNET
· http://peru21.pe/noticia/88764/cronica21-monstruo-que-fue-al-paredon-pese-dudas
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