ANGEL
DIAZ BALBIN
I. PRESENTACION DEL CASO
1.1 Ángel Díaz Balbín (1959-1986), un joven de 26 años Díaz Balbín, de
aproximadamente 30 años de edad, fue detenido. Tenía nefastos antecedentes. No
sólo era el principal sospechoso de un crimen no resuelto por la Policía, el de
la italiana Nina Barzotti, sino también el frío asesino de su tía paterna,
Genoveva Díaz, a quien apuñaló repetidas veces en el pecho, junto con dos de
sus hijos.
1.2 ANTECEDENTES.
Estuvo preso por ese delito
nueve años en el penal de Lurigancho, pero a partir del 5 de diciembre de 1985,
por su buena conducta, se le permitió salir algunos días en “libertad
vigilada”. Esas fechas coincidieron con el hallazgo de las víctimas
seccionadas. La Policía estaba casi segura de que él era el serial killer tan
buscado.
1.3 LA IDEA DEL
INTERROGATORIO.
En medio de una reforma
policial que trataba de implantar “métodos científicos” en los interrogatorios
policiales, el comandante Víctor Cueto Candela, jefe de la División de
Homicidios, convencido por un subalterno -el alférez Araujo-, decidió buscar a
Mario Poggi, a quien conocían ya que había sido catedrático en la Escuela de
Oficiales de la PIP (1981-1982). El contacto fatal entre el psicólogo y el
psicópata estaba en marcha.
Poggi es hoy un hombre de 67
años de edad, pero entonces era un psicólogo desempleado de 42 años. Estaba en
nada. Recorría la capital sin rumbo fijo y, sin duda, ese caluroso enero la
pasaba muy mal. Pero algo ya le había llamaba la atención: la conducta del
“descuartizador de LIMA.
1.4 EL ASESINATO
EL DESCUARTIZADOR ANGEL DIAZ BALBIN “Los hechos”.
El sábado 1° de febrero de
1986, el alférez Araujo lo buscó y le ofreció el trabajo. “El sospechoso está
detenido, doctor, sólo debe ir el lunes a las oficinas de la avenida Wilson y
comenzar nomás”, le dijo, a secas.
La caída en desgracia de Poggi
empezó a forjarse cuando, tras cuatro días de “tratamiento” con el criminal,
visitó la revista Caretas y habló con el periodista Jorge Salazar. El motivo
era una primicia. “Puedo certificar que él es el descuartizador... He realizado
muchas pruebas psicológicas, científicas... Es un peligro”, le aseguró,
mientras le entregaba, a cambio de un pago, los casetes con las charlas que
había sostenido hasta ese momento con el supuesto criminal.
Poggi afirmaba que el “negro”
era un tipo muy hábil, con un elevadísimo coeficiente intelectual y que nunca
confesaría sus crímenes; que se trataba de un “duro” habituado a
interrogatorios y torturas carcelarias, que así nomás no hablaba. Era el
viernes 7 de febrero de 1986. Por la tarde, el reportero gráfico de Caretas,
Víctor Ch. Vargas, logró entrar en el local de la PIP camuflado como fotógrafo
particular del psicólogo. Sus tomas revelaron el grado de sumisión del
detenido.
El hombre de la pipa negra
trabajó frenéticamente ese fin de semana. Todo el sábado, con dibujos que el
criminal debió interpretar; hasta el domingo, antes de la medianoche, en que el
“terapeuta” perdió la razón. Y sólo sus manos cobraron fuerza ante el cuerpo
lánguido del psicópata. La correa ajustó el cuello hasta el final.
1.5 LA MUERTE DEL
ASESINO ANGEL DIAZ.
Un diálogo tenso, duro,
trágico, fue la previa al remate homicida. “¡Así, no te muevas, no te muevas!
¡No te muevas, asesino! ¡Asesino...Asesino! ¡Ya no matarás a nadie asesino...
¡Malditoooo!... ditooooo!”. Esas fueron las últimas palabras entre ambos
protagonistas, grababas por el propio psicólogo y publicadas por el periodista
Jorge Salazar en su libro Poggi: la verdad del caso (1987).
En esa época hubo muchas
hipótesis, incluso algunos periodistas se aventuraron a decir que el psicólogo
había recibido “ayuda” policial para su crimen.
Hoy, en su refugio
chorrillano, que es como una casa de cartón, Poggi deambula al lado de una
lancha descascarada que reposa en el amplio y oscuro pasadizo; y más allá,
cohabita al lado de monstruosas piezas esculpidas en arcilla.---------------------
Solo estuvo cinco años preso,
pues salió en 1991 beneficiado por la ley de despenalización vigente (dos años
de pena por uno de trabajo). Sin embargo, debió registrarse mensualmente en las
dependencias policiales hasta 1998, en que se cumplió la pena de doce años
impuesta por la Corte Suprema.
Su traumática experiencia lo
llevó a protagonizar una película, cuyo título inicial habría sido “Poggi:
ángel o demonio”, pero finalmente quedó “Mi crimen al desnudo”, una cinta
dirigida por Leonidas Zegarra, de bajísimo presupuesto, que se proyectó hacia
el año 2001 en unas cuantas salas de provincias. Mal producido y peor dirigido,
el tema del homicidio terminó grotescamente escenificado en un ambiente de
music hall tan sórdido que ni el propio psicólogo quedó satisfecho.
II. CRONOLOGIA DEL CASO
2.1 1959 Nace el asesino y descuartizador Ángel DIAZ BALBIN.
2.2 1976 Cae preso en el penal de Lurigancho por varios asesinatos.
2.3 05 de DICIEMBRE DE 1985 se le permitieron días de libertad vigiladas, las
que coincidieron con el hallazgo de victimas seccionadas.
2.4 27 de Enero de 1986 un sospechoso deja una bolsa extraña en una calle de
Surco. Era un tronco femenino al que le faltaban la pierna y el brazo derechos.
2.5 En FEBRERO de 1986 la P.I.P ( Policía de Investigaciones del Perú )
buscaban intensamente al responsable de la aparición de cadáveres cercenados de
mujeres en distintas zonas de la capital.
2.6 01 de FEBRERO de 1986 le ofrecieron a POGGI el trabajo de estudiar
psiquiátricamente al ya detenido Ángel DIAZ BALBIN.
2.7 1986 muere asesinado Ángel DIAZ BALBIN por manos de POGGI.
2.8 1986 el mismo año POGGI es encarcelado y condenado a siete años de prisión
pero solo estuvo cinco.
2.9 1991 sale en libertad.
III. ANALISIS DEL CASO
3.1 EL DEACUARTIZASOR LA SENTENCIA.
Ángel Díaz Balbín se puso de pie para escuchar la sentencia, por un
instante vió nuevamente a su tía Genoveva sobre la cama. La cuchillada le había
penetrado por entre dos costillas y llegado directo al corazón, lo único que le
molesta de todo esto son los fogonazos de las cámaras de los fotógrafos.
Malditos sean.
Purgó cárcel por el asesinato de su tía Genoveva y de sus dos primos pero
la policía no sabía si incluirle el asesinato de la ciudadana italiana
Barzotti, años después se sabría que todo, absolutamente todo, era tan sólo el
principio.
Hay que agregar que ángel Díaz Balbín no había conocido a su padre y que su
tía Genoveva nunca le dijo sobre su paradero, motivo por el cual Balbín decide
obtener cursos para detectives y así poder ubicar a su padre, se compró un
portafolios en donde guardaba un cuchillo y una pistola de juguete.
3.2 ‘DÍAZ’ SANGRIENTOS
Los primeros restos humanos irreconocibles fueron encontrados en diciembre
de 1985 en una acequia de San Borja. Precisamente un día después de que Ángel
Díaz Balbín había salido del penal de Lurigancho, tras cumplir solo 10 años de
los 20 que le había impuesto el juez por el asesinato de su tía, Genoveva Díaz
y dos de sus hijos. Se iniciaba una seguidilla de descubrimientos macabros que
duró dos meses.
Una testigo dijo que había visto a Díaz Balbín cerca del lugar donde se
encontraron unos restos humanos. La policía lo capturó, lo interrogó, pero no
logró su confesión. Los agentes de homicidios de la otrora Policía de
Investigaciones (PIP) estaban convencidos de que tenían al descuartizador. Los
indicios eran irrefutables. Antecedentes homicidas, experto en el uso del
serrucho (había trabajado de joven en el aserradero de su padrastro) y el
testimonio lo condenaban.
A uno de los agentes de criminalística se le ocurrió llamar a un psicólogo
especialista en criminología quien, hacía poco, había dictado un curso de
hipnosis aplicada a la confesión. Era Mario Poggi, quien había estudiado, entre
muchas otras cosas, criminología en la prestigiosa Universidad de Lovaina, en
Bélgica.
Poggi empezó a trabajar con Díaz Balbín y lo definió como un psicópata
solitario, carente de afectos y amistades.
3.3 LA MENTE ASESINA
El Caso Poggi
Mario Poggi "supo" que era Angel Díaz Balbín el descuartizador de
al menos siete personas porque dibujaba figuras humanas sin extremidades y
tenía 180 de coeficiente intelectual. Esto último le convertía en un grave
peligro para la sociedad, y por eso lo mató en 1986. Fue condenado a 12 años
pero sólo estuvo 54 meses en la cárcel. Fue liberado en 1990.
3.4 ASESINATOS Y DESCURTIZACIONES
Poco más de dos meses antes del asesinato, el 5 de diciembre de 1985, había
empezado la zozobra en la capital. Ese día se hallaron en San Borja los
primeros restos humanos, que semanas después identificaron los agentes de la
PIP (Policía de Investigaciones del Perú): eran de Mirtha García Flores, una
prostituta de 26 años que había desaparecido de la avenida Arequipa, donde
trabajaba, por las inmediaciones de Lince.
Luego sobrevendrían otras partes humanas descubiertas en acequias y
basurales de Lima, hasta que el 27 de enero de 1986, un sospechoso dejó una
bolsa extraña en una calle de Surco. Era un tronco femenino al que le faltaba
la pierna y el brazo derechos.
IV. CONCLUSIONES
4.1 ANGEL DIAZ EL
DESCUARTIZADOR “HORRENDO CRIMINAL”
SEGUNLOS REPORTES
EN COCLUSION
Ángel Díaz Balbín fue
capturado a mediados de los ochenta por ser el principal sospechoso de una
veintena de crímenes a mujeres. Sin embargo, el nombre de este personaje quedó
registrado en la historia de nuestro país por convertirse de asesino a víctima.
En febrero de 1986 la PIP (Policía de Investigaciones del Perú) buscaba
intensamente al responsable de la aparición de cadáveres cercenados de mujeres
en distintas zonas de la capital. Algunas voces señalan que fue una vecina de
Díaz Balbín la que dio a la policía las pistas para su captura. En los
interrogatorios, el también conocido como “descuartizador de Lima” confesó que
la paranoia que sufría era la que lo obligaba a cometer los sangrientos
asesinatos. Por esa época, un bachiller en psicología había ingresado a
trabajar al departamento de la Policía de Investigaciones y le habían encargado
realizar al detenido los peritajes psicológicos. Pero durante una de esas
sesiones ocurrió un hecho que cambió bruscamente esta historia. Días después de
su captura, los medios de comunicación se vieron inundados por otra noticia, el
asesinato del “descuartizador de Lima” a manos de Mario Poggi Estremadoyro,
aquel bachiller en psicología que tenía como tarea evaluar si Díaz Balbín era
el asesino que tenía en vilo a la sociedad limeña. Poggi afirmó que luego de
comprobar que su interrogado era el temido asesino en serie, decidió ahorcarlo
con su correa porque según él, ésta era la única forma de poner fin a la ola de
crímenes y además “quería salvar a la humanidad del monstruo”. Muy recordadas
son las frases y jadeos de Poggi Estremadoyro durante la conferencia de prensa
que ofreció tras su captura y sus lloriqueos cuando era trasladado al Palacio
de Justicia. El tema fue tan sonado que algunos cómicos popularizaron la frase
“¡Quiero hablar! en las parodias que se hicieron del caso. Poggi purgó condena
durante cuatro años. Días después la policía pudo comprobar que Díaz Balbín fue
el descuartizador que tanto buscaban. Los crímenes y desapariciones de mujeres
se habían reducido considerablemente. En 1991 Mario Poggi salió del penal que
lo albergó durante todo este tiempo y se dedicó a realizar cuánta payasada se
le ocurriera en su perturbada mente. Trató en exceso de vender una imagen de
loco buena onda y gracioso. Escribió libros, postuló a la presidencia de la
república, se tiñó el cabello de verde y llamó a su hija Neurona H2O. Poco a
poco se convirtió en un personaje tan absurdo que se fue ganando el cariño de
muchos y el repudio de otros.
4.2 MARIO POGGI
ASESINO DEL ASESINO
Poggi fue hallado culpable de
homicidio simple y condenado a 7 años de prisión. Sin embargo, solo estuvo
cinco y dejó la prisión en 1991. “Siempre quise estar preso para poder aplicar
la metodología participante de Spencer. Así podía estudiar de cerca el
comportamiento y la mente criminal de los delincuentes y lo logré. Yo no sé de
qué se queja Carlos Cacho, para mí San Jorge fue un paraíso, comía rico y
dormía bien”, dice mientras aspira su pipa apagada.
Al salir, las cámaras lo
esperaban en la puerta del penal. Era una celebridad, firmaba autógrafos, salía
en la televisión casi todos los días y no se cansaba de contar el homicidio con
lujo de detalles. “Saqué fuerzas de donde no las tenía y apreté la correa lo
más fuerte que pude hasta que dejó de moverse. Ese día me convertí en un
héroe”, explicaba, orgulloso, bajo los reflectores.
Un cuarto de siglo después,
dice, está arrepentido. Las cosas no salieron como esperaba. Retrocede el
tiempo mentalmente y se pregunta: “¿Por qué la Policía no me dio una mano?,
¿por qué no dijeron que se había ahorcado solo? Eso me hubiera salvado”.
La gente se aburrió de él, de
sus locuras y lo relegó a un rincón lejano de su memoria. Eso es, tal vez, lo
que más le dolió. Ser casi un desconocido, 25 años después, es algo que puede
hacerle perder la razón. Esta vez de verdad y para siempre.
A Mario Poggi se le puede ver
caminando por el malecón chorrillano -o lo que queda de él- o auscultando los
parques de Miraflores casi a diario. El rostro de Ángel Díaz Balbín lo lleva en
la frente, como una imagen grabada con brutal violencia. Para él, ese sujeto
que 25 años atrás acusaron de asesino en serie –habría dispersado troncos,
cabezas y piernas por distintas partes de Lima- fue un ser diabólico que no
podía seguir viviendo.
IV.
- Gráficos de la prueba de Rorschach. Aunque
todo es relativo, si el paciente no asocia el primero con un ave puede decirse
que no está situado en la realidad. El segundo puede describir la relación que
se tiene con la autoridad o con la figura paterna si es que se aprecian
"botas militares" o "pies de gigante"
V. BIBLIOGRAFIA
6.1 http://eldescuartizador.blogspot.com/.../angeldiaz-y-hechos-reales//
6.2 http://lalupa.com›educacionyreferencia›angeldiazbalbin//
6.3 http://www.peru21.angeldiaz.el
descuartizador//
6.4 http://www.historiasdetrasdelamuerte.com/tag/angeldiazbalbin//
6.6 http://www..eltrome,com.pe...angeldiaz,casosymuerte//
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