CALIGULA
INTRODUCCIÓN
El 13 de febrero
de 1992 se produjo uno de los asesinatos que trajeron mayor repercusión
mediático. La muerte de Fernando de Romaña
Han transcurrido
21 años y ninguna de las partes interesadas se ha preocupado en que se
esclarezca el asesinato de “Calígula”. El caso se encuentra ‘cerrado’ y aún no
se ha identificado a los autores de los crímenes de Fernando De Romaña Azalde
(24) “Calígula” y Julio Domínguez Barsallo (29) “Chato”.
Ambos formaban un
grupo perteneciente a las clases A y B que se daban la gran vida con bellas
jovencitas y estrellas de la farándula de ese entonces. Como todos los años, se
alistaban a celebrar a lo grande el día de “San Valentín”. Pero nunca se
imaginaron que su líder De Romaña Azalde, y Domínguez Barsallo un día antes de
esa fecha, fueran ultimados a balazos en diferentes lugares de Lima.
El cabecilla del
“Clan Calígula” fue hallado muerto con tres balazos a la altura del kilómetro
17 de la carretera de Cieneguilla - Huarochirí, lugar donde existía la versión
de que aterrizaban avionetas para recoger ladrillos de cocaína. El móvil del
robo fue descartado porque en su cartera se encontró 400 dólares y tenía
puestos su lujoso reloj, medalla y sortija de oro, prendas posiblemente
regaladas por una de sus conquistas, mujeres casadas o adineradas. Mientras que
Domínguez Barsallo fue hallado sin vida en la urbanización, “Los Álamos de
Monterrico”. La comisaría del sector se enteró del hecho de sangre por una
llamada anónima.
Según versiones
encontradas, las actividades delictivas del clan eran conocidas por un grupo de
jóvenes efectivos quienes tenían cercanía a autoridades del Ministerio del
Interior. Uno de sus miembros, Alejandro González Ramírez “Jano” alardeaba de
que era sobrino de un alto funcionario de ese portafolio. Por ello, cuando
tenían problemas con la policía o lo arreglaban mediante un soborno o llamaban
a sus amigos oficiales.
Han corrido ríos
de tinta en los diarios y revistas, los programas de televisión agotaron las
más descabelladas hipótesis y hasta se filmaron películas ajenas a la realidad,
pero el crimen nunca se esclareció y se prefirió arrojar un manto de silencio
para sepultar fantasmas y demonios.
El 13 de febrero
de 1992, la víspera del Día del Amor y la Amistad, Calígula y Domínguez,
conocido también como El Chato, enrumbaron al Bembo`s pero , por circunstancias
nunca esclarecidas, cayeron en una emboscada, en el kilómetro 17 de la
carretera a Cieneguilla.
Hijo engreído de
una familia miraflorina de clase media, Fernando se ganó el apelativo de
Calígula porque de niño se dio maña para espectar la película sobre el
desquiciado emperador romano.
Su carácter
violento se hizo patente cuando le llamaron la atención en el colegio. El
irascible muchacho no tuvo mejor idea que descargar su furia arremetiendo con
una camioneta contra las puertas del plantel.
Templó músculos en
los gimnasios y practicó artes marciales para suplir su baja estatura. En su
turbulenta adolescencia de casacas de cuero, motocicletas y vacilones en
discotecas, organizó el clan que se impondría en el mundo femenino del jet set
miraflorino.
El Clan Calígula
empezó a crecer con otros jóvenes amantes de las diversiones extremas como Luis
Mannarelli Rachitoff, Horacio Puccio Bayona, William Castillo y Fernando
Fonseca, El Traga. Tienen mujeres, dinero, aventuras a la mano. Es la época
dorada de los niños malos.
Su fama los lleva
al mundo de la televisión. Calígula es filmado llevando en su motocicleta a
reinas de belleza, su hermana, Giuliana, participa en un programa cómico, y
Mannarelli es elegido como modelo para el spot publicitario de una bebida
gaseosa.
De acuerdo a un
informe de la División de Homicidios, el Clan Calígula era hasta entonces un
grupo de muchachos desenfrenados que cambia ante la aparición de un sinuoso
personaje: Alejandro Gonzales Ramírez, conocido como Jano, quien públicamente
se ufanaba de ser sobrino del ex ministro del Interior, Agustín Mantilla.
Los reclutadores
de burrier habían echado el ojo al Clan Calígula por su popularidad entre las
muchachas que deambulaban en las discotecas, circunstancia que consideraban
imprescindible para su negocio. Ese fue el primer paso al camino sin retorno de
las drogas.
I. PRESENTACIÓN DEL
CASO
En una curva del
kilómetro 17 de la carretera Huarochirí-Cieneguilla, el joven miraflorino de 24
años Fernando de Romaña fue encontrado muerto —en medio de dos charcos de
sangre y restos de casquillos calibre 38— con tres balazos: uno central en la
cabeza, otro en el maxilar izquierdo y un tercero en el oído derecho. El cuerpo
de su amigo, Julio Domínguez, de 20 años, se encontró al costado de un Toyota
plateado, de placa LQ-3023, cerca de la clínica Montefiori, en Monterrico, con
un hueco de bala en la región orbitaria del ojo izquierdo.
El primero en
hablar fue Jorge de Romaña, hermano de quien se haría póstumamente afamado por
su apelativo “Calígula”, para contar que “ambos estuvieron a las 4:30 p.m. del
jueves 13, en su domicilio, de la calle Diez Canseco 561, en San Antonio, y de
allí salieron con rumbo desconocido”. A “Calígula” solo se le encontró su
libreta electoral junto con 400 dólares, un reloj, una cadena y el enigma de su
asesino.
Quince días después
de su muerte ya la prensa hablaba de la leyenda del “playboy” chantajista y su
banda; y apareció la primera hipótesis de su asesinato: “Romaña se dedicaba a
la producción de videos pornográficos, con la participación de jovencitas.
Muchas veces, las cintas eran enviadas a los padres de las chicas, a fin de que
paguen un chantaje para evitar que se den a publicidad. Una de las hijas del
italiano habría sufrido un engaño de parte de los dos amigos, los que habrían
hecho una cinta pornográfica con ella, la cual le fue enviada. El extranjero
habría simulado aceptar el chantaje y pactado una cita con los jóvenes. Sin
embargo, lejos de darles el dinero que pedían para no dar a publicidad el video
porno, fueron secuestrados por dos sicarios y asesinados a tiros. Actualmente,
el mismo personaje habría enviado una carta amenazadora al hermano de Fernando
de Romaña, quien nada tiene que ver en el asunto, amenazándolo de muerte si no
le entrega la cinta original”.
La policía y la
prensa auscultaron el pasado de “Calígula” y encontraron desde dos años antes
de su asesinato: siete viajes a Estados Unidos, Brasil, Chile e Italia y una
detención por robo de partes de vehículos en diciembre de 1990. Y que el día de
su muerte alquiló un auto por 80 soles diarios y dejó una garantía de 500
dólares.
Veintinueve días
después de su muerte, otra tesis abría paso y pasado: el ajuste de cuentas por
traficantes de drogas, porque se comprobó que nunca vendieron un auto y “ni
siquiera una bicicleta, a decir de un alto oficial de la División de
Homicidios”. Y se producía otro giro inopinado: habría diez policías
sospechosos: “Los efectivos fueron comprendidos en dichas investigaciones,
debido a que en octubre de 1991 un grupo de la Dircote acudió al domicilio de
“Calígula” para intervenirlo… Después se aclaró que dicha intervención policial
fue irregular y los detectives fueron sometidos a sanciones administrativas”.
Dos años del
asesinato registrado el 13 de febrero de 1992, De Romaña Azalde y Domínguez,
fueron capturados por el personal de la División de Investigación de Robos de
la Dirincri, porque manejaban la información que ellos se dedicaban al robo de
modernos vehículos. Sin embargo, pagaron doce mil soles y fueron dejados en
libertad con la formulación de un parte ‘justificatorio’. Y cuando se conoció
sus violentas muertes desapareció el documento en la secretaría.
Una fuente
policial reveló que el soborno fue financiado por un empresario chalaco
homosexual y padre de dos bellas hijas, amigas del “Clan Calígula”. El
intermediario de la ‘negociación’ fue un oficial allegado a De Romaña. La mayor
parte del monto recibido quedó en poder del jefe del grupo operativo que engañó
a su superior manifestándole, que era gente de poder político, y en cualquier
momento podrían ayudarlo en su carrera profesional. Y que sólo habían dejado un
‘cariño’ de seis mil soles. Luego los malos oficiales, fueron dados de baja por
medida disciplinaria y otros hicieron abandono de destino.
Dircote allanó
vivienda
Un grupo operativo
de la Dirección Contra el Terrorismo bajo una información ‘confidencial’,
irrumpieron la casa de “Calígula” ubicado en la calle Díaz Canseco 561 en San
Antonio, Miraflores, en momentos que se realizaba una fiesta, alegando que en
el inmueble se guardaba ilegalmente armas de fuego. Pero la diligencia no
terminó por oposición de la dueña del hogar. La señora Azalde al denunciar ante
la Inspectoría General, está ordenó una investigación administrativa –
disciplinaria y los oficiales que participaron en ese ‘operativo’ fueron sancionados
porque no actuaron de acuerdo al procedimiento policial.
Absolvieron al
presunto asesino
Después de un año
y medio del doble homicidio fue denunciado, sin pruebas contundentes Alejandro
Gonzáles Ramírez, también miembro del “Clan Calígula”. Como se esperaba en
abril de l999 fue absuelto. Él y Horacio Puccio Bayona (fallecido el 16 de mayo
l999), en sus manifestaciones dijeron que “Calígula” fue asesinado por no haber
pagado unos kilos de droga que le entregó un supuesto exdiplomático extranjero,
cuya identidad no revelaron.
El tráfico de
drogas en las altas esferas sociales no era ajeno. La prueba palpable fue
trágica muerte de Puccio Bayona cuando llevaba en el estómago medio kilo de
cocaína. Uno de los envoltorios de la droga se rompió ocasionando su deceso.
II. CRONOLOGIA DEL
CASO
2.1. El 13 de febrero de 1992 asesinaron a Fernando de Romaña
2.2. Treinta y un días después de su muerte, se difundía la noticia de la
búsqueda, vía Interpol, de otro integrante del clan de “gigolós” delincuentes:
Luis Mannarelli Rachitoff. Y se descartaba el ingrediente mágico oscuro que
expandían las leyendas urbanas: la existencia de un “ángel vengador”: “debido a
la aparición de un volante con un dibujo de una mujer y una calavera a un costado”.
2.3. Cuatrocientos siete días después de su muerte fue capturado Mannarelli
cuando intentaba fugar con un pasaporte argentino falsificado por el
aeropuerto.
2.4. Cuatrocientos diez días después de su muerte un familiar de Mannarelli
advirtió: “Si lo llevan a la cárcel intentarán matarlo… Algo grande que le es
imposible revelar, porque su vida correría grave peligro, guarda Luis”.
2.5. Cuatrocientos dieciocho días después de su muerte un nuevo representante
del Ministerio Público ordenó que se reabriera el expediente y ofició a la
División de Homicidios para que reanudaran las investigaciones (un fiscal
provincial había mandado archivar el caso hacía nueve meses). “Sospechosamente
ni la Policía de Homicidios ni la parte civil (en este caso los abogados y
familiares de las víctimas) hicieron nada por denunciar esta irregularidad en
ese momento. Recién, por las denuncias hechas por El Comercio, la fiscal Vargas
Cubas mandó a revisar su archivo y allí encontró esta grave irregularidad”.
2.6. Cuatrocientos setenta y seis días después de su muerte llegó a Lima María
Elena Tagliabue —implicada en el clan “Calígula”, supuesta pareja de Juan
Carlos Domínguez— desde Miami para rendir su manifestación de ley. No aportó
mayores sombras al asunto.
2.7. Quinientos setenta y nueve días después de su muerte la policía capturó y
puso a disposición del Ministerio Público a Alejandro Gonzales “Jano” como
“presunto asesino” (se le encontraron 14 videos en los que aparecían las víctimas)
y quien luego sería acusado de pertenecer a una red internacional de tráfico de
drogas. “Jano”, tras el homicidio de “Calígula”, fue a su casa y le dijo a su
madre que “se llevaba la libreta y los videos de su hijo para cobrarse unas
cuentas… El sospechoso, según Giuliana de Romaña Azalde, en el velorio de su
hermano “Calígula”, manifestó públicamente que su revólver se le había perdido
en un choque que tuvo con su vehículo”.
Además había una conjetura sobre la desaparición de huellas en “videocasetes,
en donde supuestamente estarían las orgías sexuales que el clan “Calígula”
solía celebrar con damas connotadas de distritos limeños, para posteriormente
chantajearlas, “Jano” habría regrabado algunos dibujos animados”. Ese mismo día
se supo que fue un publicista drogadicto el autor del dibujo del “Ángel
Vengador”: Daniel Figari “Clorito”.
2.8. Quinientos ochenta y un días después de su muerte se citan a seis personas
que aparecen en los videos de fiestas de “Calígula”, entre ellas el cómico Raúl
Beryón, la dalina Mónica Santa María, su ex enamorado Arturo Bayly y la vedette
y luego congresista Susy Díaz; quien declaró con música de cámaras: “Me
amenazan de muerte por teléfono, por eso he pedido garantías para mi vida”. Ese
mismo día otra hipótesis circuló por las redacciones: “Un karateca y un
vendedor de pan se han convertido en piezas importantes para la División de
Homicidios de la PNP”.
2.9. Seiscientos cinco días después de su muerte la policía detuvo a otro
miembro del considerado clan de “burros”: Horacio Puccio Ballona, quien declaró
a la fiscal Nancy Vargas que el crimen “se cometió porque “Calígula” y el
“Chato” se apropiaron indebidamente de un lote de droga avaluado en unos 15 mil
dólares”. Y el autor sería: “un ex diplomático de un país vecino”. Puccio
moriría el 6 de mayo de 1999, “cuando en pleno vuelo algunos de los 229
envoltorios de jebe con clorhidrato de cocaína (medio kilo) que llevaba en el
estómago a Miami, Estados Unidos, se reventaron”.
2.10. Mil noventa y cinco días después de su muerte, el 12 de abril de 1995, la
primera Sala Penal absolvió a “Jano”, por falta de pruebas, y el caso volvió a
fojas cero. Casi un año después Giuliana, la hermana de “Calígula”, fue
detenida junto a presuntos miembros de una organización de narcotraficantes en
Iquitos. Días después fue puesta en libertad.
2.11. Mil quinientos sesenta y cuatro días después de su muerte Luis Mannarelli
salió libre del penal de Lurigancho, cumpliendo una condena por un robo
millonario de joyas y no por tener algo que ver con el crimen de Fernando de
Romaña.
2.12. Y a seis mil doscientos cuarenta y un días después de su muerte todavía el
Caso “Calígula” es un crimen con final abierto.
III. ANÁLISIS DEL
CASO
3.1. ARGUMENTO 1
Según las investigaciones policiales, no solo vendían drogas, sino que se
dedicaban a seducir jovencitas y también mujeres casadas a las que grababan
teniendo relaciones sexuales para luego extorsionarlas. Cuando el 13 de
febrero de 1992, ‘Calígula’ y el ‘Chato’ fueron hallados asesinados a balazos
en un paraje del kilómetro 17 de la carretera a Cieneguilla, los detectives no
se sorprendieron mucho. En esos días se decía con insistencia que se trató de
un ajuste de cuentas del narcotráfico, y hasta que eran extorsionados por
efectivos de la policía. Pero también se hablaba de la venganza de algún marido
engañado, cuya mujer había sido víctima del clan, o la justicia tomada por
propia mano de un alto oficial de la policía en defensa de su hija burlada. ‘Se
metieron con la mujer quivocada’, se rumoreaba. Mannarelli y su amigo Horacio
Puccio fueron considerados sospechosos desde el primer momento y semanas
después se ordenó la captura del primero cuando se comprobaron sus numerosas
salidas del país, lo que reforzaba la hipótesis del narcotráfico en el caso.
3.2. ARGUMENTO 2:
la prensa hablaba de la leyenda del “playboy” chantajista y su banda; y
apareció la primera hipótesis de su asesinato: “Romaña se dedicaba a la
producción de videos pornográficos, con la participación de jovencitas. Muchas
veces, las cintas eran enviadas a los padres de las chicas, a fin de que paguen
un chantaje para evitar que se den a publicidad. Una de las hijas del italiano
habría sufrido un engaño de parte de los dos amigos, los que habrían hecho una
cinta pornográfica con ella, la cual le fue enviada. El extranjero habría
simulado aceptar el chantaje y pactado una cita con los jóvenes. Sin embargo,
lejos de darles el dinero que pedían para no dar a publicidad el video porno,
fueron secuestrados por dos sicarios y asesinados a tiros. Actualmente, el
mismo personaje habría enviado una carta amenazadora al hermano de Fernando de
Romaña, quien nada tiene que ver en el asunto, amenazándolo de muerte si no le
entrega la cinta original”. La policía y la prensa auscultaron el pasado de
“Calígula” y encontraron desde dos años antes de su asesinato: siete viajes a
Estados Unidos, Brasil, Chile e Italia y una detención por robo de partes de
vehículos en diciembre de 1990. Y que el día de su muerte alquiló un auto por
80 soles diarios y dejó una garantía de 500 dólares.
IV. CONCLUSIONES
Luis Manarelli y Fernando de Romaña, alias Calígula, eran inseparables. A
fines de los 80 era común verlos a bordo de motos en las zonas y discotecas más
exclusivas de la capital, siempre rodeados de mujeres bellas. Su fama era tal
que se crearon leyendas urbanas en torno a ellos y hasta se elaboró una
miniserie que rompió records de sintonía.
Cuentan que no había mujer que se resistía a los encantos de Calígula, lo
que era aprovechado por este para enamorar a mujeres adineradas casadas y
extorsionarlas a cambio del silencio. Ambos vivían al filo de la legalidad.
Calígula fue asesinado en febrero del 92 y su crimen es hasta el día de hoy un
crimen sin resolver. Se presume que habría sido ajusticiado por
narcotraficantes. Un año después, fue capturado luis Manarelli como parte del
clan Calígula, acusado de los mismos delitos.
Después de su muerte, otra tesis abría paso y pasado: el ajuste de cuentas
por traficantes de drogas, porque se comprobó que nunca vendieron un auto y “ni
siquiera una bicicleta, a decir de un alto oficial de la División de
Homicidios”. Y se producía otro giro inopinado: habría diez policías
sospechosos: “Los efectivos fueron comprendidos en dichas investigaciones,
debido a que en octubre de 1991 un grupo de la Dircote acudió al domicilio de
“Calígula” para intervenirloDespués se aclaró que dicha intervención policial
fue irregular y los detectives fueron sometidos a sanciones administrativas”.
V.
VI. BIBLIOGRAFIA
ENLACES DE INTERNET
· ALEX PEREZ JUAREZ
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